Vamos por éste camino revolviendo las bitácoras de las memorias. Así en plural, porque sabemos que el singular es el relato hegemónico de quienes tuvieron voz, en la correlación de fuerzas de la Historia.
No celebramos a la Patria, porque en el prefijo de esa palabra está la misma raíz del sistema que arrasa desde hace siglos con nuestros territorios. El que precisó poner apellido para titular la propiedad y la identidad.
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Para nosotras, la deuda, es con la Matria, pero no solo aquella que hoy se pone en boga de los relatos del feminismo con más vidriera editorial, dando cuenta del protagonismo de las mujeres luchando a la par de los hombres para dibujar este territorio de azul y blanco.
La Matria es fundamentalmente la historia de las que no tuvieron voz ni puño y letra, las que regaron y rezaron éstas tierras con la sangre de la vida. Las que resistieron porque no tenían espacios en la gestión pública de la colonia. Las masacradas, abusadas y desterritorializadas para que aquí flamee una bandera del color del cielo.
La Matria es la de las que llegaron de barcos esclavistas para hacerlas parir mano de obra.
La Matria son también para nosotras nuestras ancestras, nuestras primeras tierras sin límites geográficos, las que habitamos siendo ovocitos, las que tampoco tuvieron lengua para relatar sus íntimas contiendas.Ninguna de ellas estaba en ese cabildo aquel 25 de Mayo, porque somos nietas de una ancestralidad analfabeta y migrante.
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Guardianas del Origen es ésta oportunidad de desquiciar el relato, encontrar elipsis y eclipses, reclamar nuestro derecho a escribir sobre la Madre. Las historias del Padre ya muchos siglos de silencio nos han impuesto.
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